Su uso en la construcción -fundamentalmente entre 1960 y 1990-, la ausencia de un registro de los edificios en los que se encuentra y las dificultades para relacionar directamente la exposición con las enfermedades que puede provocar, han convertido al amianto en un material sobre el que hay muchas dudas.

Este es un intento de despejar alguna de ellas con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Instituto de Salud Carlos III, la Asociación de Víctimas del Amianto (AVIDA) y del catedrático de la Universidad de Granada Alfredo Menéndez Navarro, director del proyecto 'Los riesgos del amianto en España (1960-2002)'.

¿Qué es el amianto?

El término 'amianto' designa a un grupo de fibras minerales de gran fortaleza, flexibilidad y gran resistencia al calor y las sustancias químicas. No en vano, el término amianto proviene del griego 'asbesto' que significa lo que no se puede extinguir.

¿Dónde se encuentra?

Debido a su fortaleza y carácter ignífugo ha sido empleado como material aislante y puede encontrarse en paredes, tejados, conducciones eléctricas, de agua, de calefacción o de gas. Entre los años 60 y 90 podía encontrarse en multitud de productos manufacturados debido al bajo coste de su fabricación. Se cree que hay unos 3.000 tipos de productos lo contenían. En España se calcula que hay 2,6 toneladas de amianto, aunque no existe un mapa de edificios en los que puede estar presente.

¿Qué riesgos tiene?

El amianto está prohibido en España desde 2002. La exposición al amianto provoca distintas enfermedades, como cáncer de pulmón, mesotelioma y asbestosis (fibrosis pulmonar), así como placas, engrosamientos y derrames pleurales. También se ha demostrado que provoca cáncer de laringe y, probablemente, otros tumores malignos. El mesotelioma es el más peligroso porque puede aparecer ante dosis mínimas y tiempos cortos de exposición, lo que explica la incidencia de este tipo de cáncer en personas que no han estado expuestas laboralmente.

¿Cómo se produce la infección?

La principal vía es la inhalación de las fibras suspendidas en el aire contaminado, bien en el entorno laboral donde se manipulan esos materiales como en el interior de viviendas o locales construidos con ellos. La Asociación de Víctimas del Amianto (AVIDA) explica gráficamente el riesgo: "Una hebra de asbesto aumentada mil veces se ve más grande que un cabello humano. Debido a su tamaño estas fibras pueden permanecer en el aire por mucho tiempo y pueden respirarse".

¿Quiénes tienen más riesgos?

Hay varios grupos de personas:

1.- Trabajadores de los sectores en los que se manipulaba el amianto: fabricación de microcemento, construcción naval, tejados, depósitos, conducciones, cableado, o vagones de trenes.

2.- Trabajadores de los sectores de mantenimiento y demolición: fontaneros electricistas, mecánicos... ya que no existe un mapa de los edificios en los que está instalado este material.

3.- Familiares de trabajadores expuestos al amianto. Algunas mujeres se han contaminado por el contacto con las ropas de sus maridos que trabajaban con amianto.

4.- Afectados por exposiciones ambientales: residentes en zonas propias a centros de trabajo en los que se manipulaba amianto.

¿Cómo se sabe que una enfermedad se debe al amianto?

Las fibras quedan en el sistema respiratorio y la enfermedad puede tardar años en desarrollarse; algunos especialistas sostienen que hay muchas patologías provocadas por el contacto con el amianto que se han atribuido erroneamente al tabaco. El catedrático Alfredo Menéndez Navarro asegura que el tiempo transcurrido entre la exposición y el desarrollo de la enfermedad puede ser de entre 10 y

20 años en el caso de las asbestosis, y de entre 20 y 40 en el de la cánceres.

¿Cuántos afectados hay en España?

Imposible saberlo. El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo estimó en 1991 que había unos 60.000, pero fuentes sindicales elevan esa cifra a más de 200.000, sólo en caso de afectaciones laborales. Internacionalmente se utiliza el dato de afectados por mesotelioma como referencia, ya que Menéndez explica que este tipo de cáncer únicamente es atribuible a la exposición al amianto. Entre 2007 y 2011, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 1.297 personas fallecieron por esa causa (925 hombres y 372 mujeres). Además, las estimaciones señalan que el 4% de las 101.906 personas fallecidas en el mismo período por cánceres de pulmón lo contrajeron por exposición al amianto. Un estudio del Instituto de Salud Carlos III, siguiendo el índice de mortalidad por mesotelioma pleural, calculaba 1.319 víctimas mortales entre 2016 y 2020, año para el que vaticina un pico de la enfermedad y un paulatino descenso hasta 2040.

¿Cuándo podrá darse por acabada la amenaza?

Para responder a esta cuestión, AVIDA cita el caso de Suecia, donde el uso de amianto está prohibido desde 1982; llevan desde entonces retirando amianto y calculan que les quedan más de 10 años para eliminar el riesgo de que se desprendan fibras al medio ambiente. El resto de los países adoptaron más tarde la prohibición. En España, los expertos calculan que, en función del momento de la prohibición y con los adecuados planes de retirada ya en marcha, el amianto no dejará de ser un problema de salud pública hasta 2040.