Dos semanas después de la explosión que dejó arrasada la parroquia da Paramos, los afectados siguen sin recibir ninguna ayuda.

Manuel desescombra lo poco que queda en su casa, donde vivía con su mujer y sus dos hijos. Con poco más de 600 euros que cobra, dice que no puede arreglarla: "No ayudan a nadie, las autoridades no me ayudan".

Óscar, por su parte, vive a tan sólo 40 metros del depósito que explotó. Mira su casa desde fuera porque todavía no puede entrar. Está viviendo de alquiler, dice, sin ayudas. "En la Xunta el Gobierno el primer día mucha foto pero después la pelota de unos a otros", cuenta.

Mientras, la Xunta insiste en que cualquier afectado por esta explosión puede pedir desde ya las ayudas, que ascienden a 7,5 millones de euros, aunque reconoce que los trámites pueden durar varios días.

La casa de Teodomiro está tapada con una lona azul. Se quedó sin tejado y sin ventanas. La Xunta se ha comprometido a pagar a los afectados como él hasta 125.000 euros para rehabilitar sus casas. Él tiene seguro pero si no lo tuviera, asegura, sería insuficiente porque "los daños están valorados en 250.000 euros".

Mientras los bomberos siguen apuntalando casas en la zona cero, los vecinos acaban de formar una plataforma de afectados. Dicen que es para ayudarse porque nadie les echa una mano. Además, como plataforma tienen más fuerza en los juzgados para reclamar todo lo perdido.