Patatas fritas, hamburguesas, bollos... No sólo son productos poco sanos; además, pueden ir cargados de grasas trans. Son baratas para la industria y dañinas para nuestra salud. Consumiéndolas, compramos papeletas para que nos toque una enfermedad cardiovascular. Y están por todas partes. "Desgraciadamente están bastante presentes porque en la mayoría de productos precocinados los vamos a encontrar", afirma la nutricionista Elsa Escorihuela.

Están presentes, sobre todo, en la bollería industrial, comida rápida, productos congelados, 'snacks', palomitas, precocinados, helados o margarinas. Y atención al dato: estas grasas provocan medio millón muertes cada año. Por eso, la Organización Mundial de la Salud quiere desterrar a nivel global las grasas trans de la industria alimentaria.

Se da cinco años de plazo. Hasta entonces, ¿cómo dejar de comer grasas trans mientras sigan presentes en nuestros supermercados? La clave está en la etiqueta. No busquen las palabras 'grasas trans': están camufladas. Busquen 'grasas hidrogenadas'.

En España no hay regulación. En los últimos años, por la creciente exigencia de los consumidores, algunas marcas han ido retirando las trans. Pero queda mucho por hacer. De aquí a cinco años, deberán desaparecer por completo.