Por fin la reina Sofía tiene la deseada foto con sus nietas. Les recordamos el complicado proceso para conseguirla. El domingo pasado, doña Sofía ve, a la salida de la catedral de Palma, a Francisco Gómez, uno de los retratistas oficiales de Zarzuela. Coge a las niñas y posa para él. Letizia se cruza, Sofía la intenta esquivar, pero vuelve a tapar la foto. La princesa Leonor y su abuela a punto de separarse, parece que ambas reinas debaten. Y cuando ve que no hay remedio, la emérita se rinde.

El vídeo viral empieza a pasarle factura a la familia real pero entonces don Juan Carlos se tiene que operar. Oportunidad de oro para enmendar después del mal trago. Letizia se resarce cortesía con su suegra: le abre la puerta del coche y la acompaña siempre un paso por detrás. Suenan los flashes de las cámaras, ambas posan. Esta vez sí se miran y sonríen. Instantánea tomada entran en el hospital y a la salida sigue la cordialidad mientras los periodistas preguntan a don Felipe.

Atención: uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco complicidades entre ambas. Se marchan. Doña Letizia la última y otra vez brazo, abre puerta, saluda y se van. Suegra y nuera reconciliadas. Toca las nietas. La princesa ayuda a su abuela, las dos niñas cogidas de su mano. Dentro del hospital se separan. El chaparrón ya ha pasado o eso dicen ellos. Sofía la tiene ya, y al menos hoy, en esta foto reina la paz.