Una mansión en Bel Air, con vistas a Los Ángeles, acaba de convertirse en la casa más cara de los Estados Unidos, cuesta 250 millones de dólares (más de 235 millones de euros). Se ha puesto a la venta esta semana, tras haberse mantenido en secreto en el sector inmobiliario.

La lujosa mansión tiene con cuatro pisos, con 11.582 metros cuadrados, por lo que se necesitaron 300 trabajadores durante cuatro años para construirla. La casa tiene 12 dormitorios, 21 baños, tres cocinas, seis salones, una sala de masajes y spa, gimnasio, dos bodegas de vino, una sala de cine y una piscina de 24 metros, convirtiéndose así en la mansión más completa de Estados Unidos.

Bruce Makowsky, el hombre que la ha diseñado, cuenta que quería crear algo más que una casa, quería crear un "estilo de vida". "Quería romper todos los moldes. El nivel de calidad y la atención al detalle de esta casa es insuperable", señala en una entrevista recogida por CNBC.

La sala de ocio

La zona de ocio del primer piso cuenta con una sala de bolos, con una mesa de ping pong de cristal hecha a medida, cuatro mesas de futbolín de vidrio y una mesa de billar. Para endulzar los momentos de ocio, la pared tiene varios tubos con golosinas.

En lugar de un garaje, la casa lo que podría ser una "galería de automóviles" con 12 de los coches más raros, más rápidos y más caros del mundo, que todos vienen con la casa. "La mayoría de estos coches son únicos, por lo que sólo pueden conseguirse al comprar la casa", asegura el diseñador.

El garaje de la mansión