La del príncipe Carlos podría ser la historia del eterno heredero que lleva más de 60 años esperando para reinar. Desde entonces, y al igual que su madre, tiene un ducado propio conformado por propiedades y activos que gestiona todos sus ingresos y gastos privados.

En su caso, además, se incluye también a su familia; es decir, a Camila y sus hijos. Es el ducado de Cornwall, que cuenta con 53.400 hectáreas en 23 condados. De esta forma, madre e hijo tienen ducados, cada uno el suyo, pero que siguen los mismos caminos, porque ambos han invertido en sociedades offshore.

Así lo han revelado los Papeles del Paraíso. Concretamente, el ducado del príncipe Carlos tenía acciones en dos grandes offshore en las Islas Caimán que se registraron en el 2001 y 2003. Esas sociedades invirtieron sobre todo en la industria del cuidado de la salud.

No se queda ahí el caso. Existe otra inversión en una sociedad en Bermudas relacionada con el desarrollo sostenible forestal, coincidiendo con el lado ecologista del príncipe Carlos. Hoy en día ya cerrada, esa empresa se dedicó en su tiempo a invertir en créditos del carbono; también, en otros proyectos forestales en Australia, Nueva Zelanda, Brasil y Malasia.

En ese mismo documento se especifica una inversión, esta ya no tan verde, a través de esa sociedad en un proyecto descrito como un refugio fiscal. Las inversiones en el extranjero del príncipe Carlos no se han especificado en los informes financieros anuales donde, en lo que se presupone un ejercicio de transparencia, desgrana sus ingresos.

Sin embargo, al igual que la reina Isabel II, Carlos no tiene la obligación de hacerlo. Además, el príncipe, de nuevo como su madre, paga voluntariamente los impuestos sobre sus ingresos. Otra cosa es el origen de esos ingresos.