Mientras Pescanova funcionaba con una contabilidad paralela, su entonces presidente recurrió a las offshore. Manuel Fernández de Sousa registró al menos una empresa en las Islas Vírgenes Británicas.

International Gestion Finance fue dada alta en noviembre de 1998 y en esa sociedad radicada en un paraíso fiscal mantuvo parte de las acciones con las que controlaba Pescanova, más de 8.500 valoradas en unos 128.000 euros.

En 2006 la sociedad es desactivada, pero Fernández de Sousa vuelve a rescatarla coincidiendo con el concurso de acreedores de la compañía pesquera en el año 2013. En esas fechas el abogado de Fernández de Sousa, Alain Levy pide con insistencia a Mossack Fonseca un certificado que pruebe que la sociedad llevaba años desactivada y que todos los bienes, esas 8.500 acciones, eran de Sousa.

Con esta maniobra, el expresidente buscaría exculpar al resto de miembros del Consejo de Pescanova, pero el despacho le explica al abogado que no puede hacer eso, y, meses después, termina por enviarle otro certificado, que simplemente da fe de la fecha de alta y baja de la sociedad en las Islas Vírgenes. El entorno de Fernández de Sousa asegura que la sociedad nunca se utilizó para obtener ventajas fiscales.