Grandes movilizaciones en puntos como la Consellería de Economía, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña o en grandes arterias de la Barcelona como la Gran Vía o la Diagonal, que estuvo cortada durante horas. En la sede de la CUP, los manifestantes intentaban evitar los registros. El malestar ha trascendido lo político y la tensión ha llegado a las calles. Una situación de la que, no hace mucho, ya advertían algunos de los líderes independentistas.

"Si hubiera una ofensiva del Gobierno para quitar las urnas, evidentemente movilizaremos a los ciudadanos", declaró Marta Rovira, portavoz de 'Junts pel Si'. El propio president Puigdemont aseguró que no sería raro ver este tipo de movilizaciones: "A nadie le debe sorprender que pueda continuar teniendo expresiones en la calle".

La petición en la calle es firme: "Estamos aquí para que nos dejen votar", declara un hombre. "No se puede romper la voluntad de un pueblo", añade una ciudadana. Y aunque se han desarrollado de forma pacífica, en estas concentraciones se han vivido momentos muy tensos. Incluso complicaban el trabajo de los periodistas en plena calle.

Y no sólo por el día, también, durante toda la noche: calles completamente llenas de manifestantes. Y gritos contra la Guardia Civil cuyos vehículos han acabado repletos de pegatinas y con cristales totalmente destrozados. Unas movilizaciones por toda Cataluña que parecen no a cesar, al menos, de momento.