Darle respuesta a Cataluña con una reforma constitucional podría ser una opción. Javier Maroto, vicepresidente de política social del PP asegura que sería "decir sí a entenderse entre distintos para también reformar un texto de la Constitución".

"Puede resolver el problema de fondo, no el urgente sino el de fondo que es la reforma constitucional", señala el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

No sería la primera vez que se modifica. Se hizo en 2011 para priorizar el pago de la deuda frente a otros gastos y en 1992 para ampliar los derechos electorales de los extranjeros.

Pero los expertos advierten de que esta vez sería más complejo: "Va mucho más allá de una reforma simple del título octavo del sistema de Comunidades Autónomas; lo que se pretende es acabar diciendo que España es un estado federal, y eso va a exigir tocar el título preliminar", explica Fernando Álvarez-Osorio, catedrático de derecho constitucional de la Universidad de Sevilla.

Para ello, la reforma necesitaría en primer lugar la aprobación de dos tercios del Congreso, es decir, de 232 de los 350 diputados. Así que con PSOE y PP no sería suficiente no sería suficiente porque juntos sólo suman 222.

Si los números cuadran el siguiente paso será disolver las cámaras. "Y una vez que se disuelven las cortes hay elecciones y esas cámaras tienen que ratificar que quieren seguir reformando la Constitución", afirma Álvarez-Osorio.

Se toparán además con el resto de comunidades. Roberto Blanco Valdés, catedrático de derecho constitucional de la Universidad de Santiago, asegura que la reforma conllevaría "introducir un sistema de federalismo asimétrico, por virtud del cual Cataluña tendría una posición constitucional que sería origen de un grandísimo conflicto con el resto de las Comunidades Autónomas". Autonomías que, reclaman, no quieren ser discriminadas.

Si, por fin, se llegase a un acuerdo en las cámaras, el proceso terminaría con un referéndum que apelaría al conjunto de la ciudadanía española.