Así lo han declarado las
dos facultativas durante la octava sesión del juicio que se está celebrando en
la Audiencia Nacional contra los ocho acusados de la agresión a dos guardias
civiles y sus parejas, para los que el fiscal pide entre 12 y 62 años de cárcel
por lesiones y amenazad terroristas.
Según han explicado,
María José N.C. ha visto afectada su afectividad, tiene "dificultad para
hacer actividades que antes hacía, para disfrutar de la vida" y manifiesta
sentimientos de "impotencia, indefensión, traición y decepción".
De este modo, han
resaltado que en ciertas ocasiones ha visto que "no puede controlar la
situación" y por ello ha presentado "cierta tendencia autolítica
(tendencia a pensamientos o ideas encaminadas a cometer suicidio) que ha ido
mejorando u oscilando según los estresores estuvieran más o menos
presentes".
La víctima, que lleva en
tratamiento psicológico desde enero de 2017 y aún hoy continúa, sintió
"rechazo social" cuando decidió empezar a salir con el teniente, pero
fue su "propia elección" continuar a pesar de las
"miradas", los "cotilleos" y la "presión" de
personas de Alsasua que "querían disuadirle".
Eso no le produjo ningún
síntoma porque, según las psiquiatras, ella "no pensaba que iba a
ocurrir" lo que después pasó en el bar Koxka. "Y aunque podía haber
un conflicto, no le importaba el aislamiento, hizo una elección y la siguió",
han explicado, que han apuntado que la víctima tiene una "fuerte
resiliencia".
Sin embargo, les ha
asegurado que la agresión "no podrá olvidarla jamás", sobre todo por
el hecho de que los culpables fueran personas "cercanas a ella",
vecinos de la localidad a los que conocía de toda la vida.
Es por ello que, según
han destacado, María José N.C. no tiene ideas de "venganza" o
sentimientos de "tristeza" o "pérdida", ni percibe
"rabia en los demás". Incluso han asegurado que manifiesta
"empatía hacia las personas que la agredieron".