Casos como el de Palmira o Antonia demuestran que, en ocasiones, existen vidas hipotecadas. Duras realidades a las que la nueva ley del aborto de Gallardón arrojará.

Antonia nació con un tipo de parálisis que afecta a sus músculos y articulaciones. Dice que está harta de oír a los que prometen que la reforma de la ley del aborto defiende la vida, "yo no soy de aborto, pero le preguntaría al señor Gallardón si lo ha vivido en sus carnes", expresa.

Ella es madre y abuela, pero tiene muy claro el consejo a una mujer que espera un niño con graves malformaciones, "así no se puede vivir", afirma.

Sara tiene 25 años pero necesita atención las 24 horas. Con 6 meses descubrieron que sufría síndrome de Lennox, una encefalopatía que provoca graves ataques epilépticos, para su madre, una ley del aborto sin el supuesto de malformaciones provocará mucho sufrimiento. Admite que "es duro decirlo" pero reconoce que "en los primeros años de vida piensas por qué ha vivido".

Palmira cree que será una ley injusta e hipócrita y que sólo deben ser los padres quienes decidan un día a día tan duro como el suyo.