Durante muchos años, se han visto imágenes de González, Granados o Pujol inaugurando edificios públicos. Son recuerdos que ahora los ayuntamientos quieren borrar ante los procesos judiciales que tienen abiertos.

Manresa retirará en septiembre las tres últimas placas de edificios públicos inaugurados por el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol. Con la del pabellón Nou Congost, sede del equipo del club de básquet Manresa, el pabellón del Pujolet y la de la residencia de ancianos Cataluña.

El portavoz del PSC en Manresa, Felipe González asegura que es algo simbólico: "No supone nada, más que dejar de ver el nombre de Jordi Pujol vinculado a Manresa".

Una iniciativa que ha generado división de opiniones entre los vecinos: "No creo que sea ahora lo más importante ir quitando placas", aseguran algunos de ellos.

En 2014 Premià de Dalt retiró una estatua de Pujol después de que confesara que tenía una cuenta en Andorra.

Pero no sólo en Cataluña han querido romper con el pasado menos honorable de sus políticos. Soto del Real fue el primer municipio madrileño en borrar cualquier recuerdo de la etapa de Ignacio González.

"Entraba en la cárcel un miércoles y el lunes a primera hora los operarios fueron a retirarla", explica Juan Lobato, alcalde del municipio madrileño de Soto del Real.

En Boadilla del Monte, los populares se opusieron en junio a una iniciativa similar para la retirada de la placa del centro de salud Don Luis, aludiendo a la presunción de inocencia.

Francisco Granados tampoco se ha salvado de la operación limpieza. Valdemoro decidió retirar una calle con su nombre en 2014, una ofensiva municipal que, con toda seguridad, irá al alza a medida que avancen los procesos judiciales abiertos.