Algunos logran entrar en los colegios solo segundos antes de que los Mossos d'Esquadra les bloqueen el paso. Los que se quedan fuera animan a los compañeros que han logrado su propósito. Que lo tienen muy claro: "Estamos defendiendo el sitio donde queremos votar el domingo".

Solo unas decenas han conseguido entrar: "Los Mossos no estaban tensos, estaban vigilando. Tampoco lo han impedido formalmente, pero nos hemos quedado aquí y la directora ha decidido cerrar el colegio" ha explicado Anna Coll, una profesora.

La clausura se ha realizado sin ninguna violencia pero fuera todos se mantienen a la expectativa. Con sentadas y consignas desde el patio de recreo protestan en esos centros que vecinos y padres, junto con sus hijos, han ocupado para que no se los cierren.

Para lograrlo han organizado actividades lúdicas que quieren prolongar hasta el domingo. Pere ha llegado a este centro de Sant Cugat con sus dos hijos y piensa que no están haciendo nada malo: "Si quiere venir la policía que participe".

Junto a Pere, otros muchos padres han llegado con sacos de dormir, comida y refrescos. Para ellos esto es un acto legítimo y de libertad: "Cerrar estos centros era más propio del franquismo que de la democracia" ha defendido Ramón Fonti, portavoz de USTEC.

Sin embargo, para el president del PP en el Parlament de Cataluña es una jugada más para saltarse la legalidad: "Ningún argumento político o ideológico justifica la utilización de menores en las escuelas como escudos humanos". Algunos directores insisten en que solo es un acto lúdico y pacífico. Un pulso entre ambos bandos del conflicto catalán que amenaza con tensarse cada minuto que pasa.