Rajoy y Mas firmaron su separación hace algo más de dos años, incapaces de acordar el nuevo pacto fiscal para Cataluña. “No hay margen de negociación aunque el trato personal sea exquisito”, afirmó el president.

Mas pisó entonces el acelerador por la vía independentista: “La consulta se debía hacer en el 2014. Y así se hará”. Rajoy, por su parte, aseguró que habría “independencia de Cataluña ni consulta”.Ambos se enrocaron en un tenso diálogo de sordos.

Además, los buenos resultados de Esquerra en las europeas echaron más leña al fuego. ”El paso sigue adelante. Ni un paso atrás”, aseguró Mas. “La huida hacia delante de Mas no deja de ser un drama y los catalanes no se lo merecen”, señalaba Rajoy.

El divorcio definitivo llegó tras la última y gélida reunión en Moncloa este verano. Mas arreció su desafío. Llegó a convocar la consulta aunque el Tribunal Constitucional no tardó en tumbarla. Para el presidente del Gobierno, este hecho fue “un triunfo de la democracia y de la ley”. Los independentistas, en sus trece, fueron cambiando la forma de la votación popular catalana  para enfado de los “constitucionalistas”. “Esto no sirve para nada más que para generar tensiones”, dijo Rajoy.

Sólo con las urnas ya en ciernes se han relajado los discursos. Habrá que ver si los dos Gobiernos se sientan el día después por el bien de todos.