La exministra de Economía y exvicepresidenta Elena Salgado ha defendido que se enfrentó a la crisis durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) para preservar el futuro de España y evitar el rescate del país, aunque ha admitido que no se siente satisfecha porque también se cometieron "errores".

Salgado ha comparecido en la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera y el rescate a la banca, en la que también ha intervenido el presidente de la CNMV, Sebastián Albella, que ha avanzado que ese organismo está analizando las cuentas del Banco Popular anteriores a su resolución por si hubiera ocultado pérdidas.

Albella ha explicado que la CNMV investiga los resultados con pérdidas de 12.000 millones de euros del Popular relativos al primer semestre de 2017 para ver si es "razonable" imputar esos resultados a ese período íntegramente o si una parte debía haberse imputado a ejercicios anteriores.

Elena Salgado, que estuvo en el Gobierno entre abril de 2009 y diciembre de 2011, no ha hecho referencia durante su intervención al proceso de venta del Popular al Banco Santander, que según Albella es un "efecto retardado de la crisis financiera".

La exministra ha explicado que afrontó una de las crisis más duras de los últimos 70 años intentando proteger el estado de bienestar y ha argumentado que tuvo que subir impuestos como el IVA o el IRPF para no recortar en prestaciones ante el incremento del paro, que también intentaron paliar con el denominado Plan E, por el que se concedieron unos 8.000 millones a los ayuntamientos para diferentes obras.

En este sentido, ha explicado que el G-20 pedía destinar entre el 1,5 % y el 2 % del PIB a planes para reactivar la economía y decidieron actuar en el ámbito de las infraestructuras municipales para frenar la destrucción de empleo.

Ha justificado que fue una medida "de choque" que "amortiguó" la destrucción de empleo algunos meses y que sirvió para dar servicios públicos y facilidades a personas discapacitadas.

Salgado ha señalado que el déficit superior al 9 % del PIB en 2011 se debió a una disminución de los ingresos y no a un aumento del gasto, que "incluso se redujo en los momentos más delicados".

Ha puntualizado que en momentos difíciles no se puede cargar en la reducción del gasto si no se quiere perjudicar a los ciudadanos, aunque ha lamentado los graves efectos que luego tuvo la crisis en el desempleo.

"De todos los efectos de la crisis económica, el desempleo fue el mas lacerante e impedía cualquier instante de relajación al Gobierno", ha dicho, tras añadir que lo que más preocupa es la actual pobreza.

La exministra ha achacado la recaída de la economía española en 2010 a los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal que aumentaron la desconfianza hacia España, ya que su sector financiero tenía una gran exposición en el mercado inmobiliario.