Jaume Matas trata de evitar la cárcel en las causas que aún le quedan por juzgar. Su negociación con la fiscalía ha dado sus frutos en varias piezas del caso Palma Arena, donde se le acusa de delitos administrativos que no conllevan prisión. En otras, la negociación sigue.

La intención del expresidente balear es que las diez que aún tiene abiertas, entre las que también están, Son Espases y el Palacio de la Ópera, se zanjen con penas que no impliquen reingresar en prisión. Fuera quedaría el caso Nóos, ya juzgado, y por el que la fiscalía pide cinco años de cárcel. “No hay visto bueno del Fiscal General a un pacto global todavía, no sé si se producirá”, explica Consuelo Madrigal, Fiscal General del Estado.

Matas se compromete a admitir que tomó decisiones injustas durante su mandato, pero justifica el aumento de su patrimonio por rentas familiares que no declaró.

La Fiscalía no compra esta versión, pero tampoco puede demostrar que obtuvo comisiones ilegales, un motivo según los expertos, para llegar a un acuerdo. “Hay que ponderara los riesgos de que en un caso así pudiera existir una absolución”, explica Joaquim Bosch, portavoz de Jueces para la Democracia.

Para la oposición, la posibilidad de que el popular vea reducida su pena es una mala noticia. “No constituye un buen ejemplo para la mayoría de la ciudadanía”, explica Ricardo Sixto, diputado de IU. Pero Matas lo tendrá difícil, Anticorrupción no se conforma con que confiese sus delitos.