Tan sólo unos meses después de jurar su cargo, Rato fundó junto a sus hermanos una empresa de publicidad que como se refleja en el informe de ola ONIF:

"Nace de forma opaca, esto es, ocultándose a su más relevante accionariado real, dado que su negocio era contratar servicios de publicidad con algunas de las principales empresas del país 'empresas gordas' según la terminología de ellos mismos".

Lo que Rato y sus hermanos denominaban como "gordas" eran empresas públicas como Endesa, Tabacalera o Retevisión y que fueron privatizadas por el gobierno de Aznar precisamente durante su vicepresidencia.

"Relevantes empresas del país como Endesa, Aldeasa, Paradores de Turismo, Retevisión, Logista ... (algunas de ellas han participado en procesos de privatización)", dice el informe.

Ahora, sus excompañeros se reparten entre los que pasan de puntillas por el escándalo, como Celia Villalobos, y los que opinan que el padre del milagro económico del PP empieza a ser indefendible, como Rafael Hernando.

Además, según la ONIF, los servicios de publicidad que facturaba la empresa del vicepresidente estaban muy por encima de los precios del mercado, ya que "encubren una retribución a don Rodrigo Rato camuflada a través de unos servicios de publicidad que han sido claramente sobrevalorados".

Pero además, Rato encontró otro lucrativo y sospechoso negocio. Tras abandonar el FMI, Rato se dedicó a dar conferencias que facturaba como empresa en lugar de como persona física y por las que cobraba una media de 35.000 euros por por charla.

Aunque la más generosa con Rato, con 65.000 euros por una simple conferencia, fue Caja Madrid y que años después tendría que ser rescatada.