Esperanza Aguirre quería que Madrid tuviera su propio mapa interactivo. Lo llamó Geomadrid, un mega proyecto que presentó en 2006 cuando era presidenta y que costó a los madrileños 45 millones de euros. El problema: no funcionó nunca.

"No hay que dar más vueltas, es una pena pero son cosas que pasan", afirma el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid Enrique Ossorio.

El proyecto lo encargó una empresa pública, que fue presidida por Francisco Granados, consejero de Aguirre en aquel momento. Una empresa que acabó formando parte de otra investigada hoy por la Justicia, Arpegio.

El actual gobierno regional se desvincula de esas políticas. Por su parte, el PSOE asegura que ya lo denunció en la anterior legislatura.

Aguirre quería un GPS regional que finalmente se quedó en un embrión de casi 50 millones.