El dinero no dejaba de salir de las cajas fijas de la Generalitat Valenciana. Por ejemplo, según las facturas, la entonces subsecretaria de Medio Ambiente, Cristina Serrano, realizó decenas de pedidos de comida japonesa. Más de 500€ en sushi encargados en horario nocturno, por lo que ese gasto no tendría vinculación con su trabajo.

En otra ocasión, cargó 213,45 euros en una marisquería de Valencia. Otros 1.180 euros salieron de esa caja para pagar una degustación de horchata, y a eso habría que sumarle los más de 817 euros que, en una sola factura, gastó la consejería de Medio Ambiente en una pastelería.

Gastos que, según el PSOE valenciano, van más allá. "Más de un millón de euros han gastado en restaurantes y en hoteles de lujo con prostitutas", aseguró XX. La cuenta del taxi también se disparó en 2010: más de 1.000 euros en recorridos prácticamente fantasma. Uno de los más llamativos fue uno de cinco kilómetros por el que se pagó 46 euros.

El Consell de Juan Cotino siguió sumando gastos: casi mil euros en varias figuritas religiosas de Navidad, por ejemplo. Grandes sumas de dinero que salían de las arcas públicas valencianas y, muchas veces, sin pasar por contratos públicos. Así contrataban a abogados o incluso los servicios de Rosita Amores, contratada por la Consellería de Bienestar Social en al menos cuatro ocasiones. Era la encarga de amenizar distintos eventos, cobrando hasta 726 euros por espectáculo.