Cuca y su marido Roberto abren su casa a todo aquel que lo necesite. A partir de ahora podrán ser perseguidos por la ley por ayudar a los inmigrantes sin papeles. "Llevo acogiendo niños un montón de tiempo y para mí son mi familia. Ninguna ley va a decirme quienes son mi familia", afirma Roberto Borda.

Aliu forma parte de su familia y para él este matrimonio ha sido su tabla de salvación: "Desde que vivo aquí busco trabajo, estudio, no estoy en la calle y no trapicheo. Porque cuando llegas a un país haces cosas malas porque tienes sobrevivir".

Si el Ministerio de Justicia aprueba el anteproyecto del Código Penal, ellos podrán ir a prisión: "El que intencionadamente ayude a una persona que no sea nacional (...) a entrar (a España) o a transitar (...) será castigado con una pena de multa de tres a 12 meses o prisión de seis a dos años".

La ley actual castiga con hasta 8 años de cárcel a quienes trafican con seres humanos, con la reforma las penas se reducirán a máximo dos años de prisión y se podrá sancionar a quienes sean solidarios con ellos. "Con la regulación anterior, todos teníamos en la cabeza que lo que se estaba sancionando era la trata de personas. Eso es lo que ahora se va a ampliar", aclara la abogada.

Higinio también podrá ir a la cárcel: "No queremos que se nos llame delincuentes, no tengo miedo para ir a la cárcel". Hace 6 años este jesuíta de 49 años decidió crear en su casa un proyecto de acogida para quienes llegaban a nuestro país y no tenían nada. Ahora, vive con dos chicos y esta noche cenará con ellos. Por su casa han pasado más de 20 personas que ahora tienen papeles, trabajo y hasta empresas. Si esta nueva normativa se aplica, se intimidará a gente solidaria como Higinio, Cuca o Roberto. Y lo peor es que personas como Aliu se quedarán desamparados.