Pili vive en el lugar por donde solían entrar todas las borrascas de la península, Muxía. Lleva cuatro meses sufriendo cortes en el suministro de agua. Más de media Galicia continúa en alerta por sequía. Sorprende especialmente en la Costa da Morte, donde no se recuerda tanta escasez de agua.

Camiones cisterna tienen que abastecer a las zonas rurales del municipio. Rellenan cada cuatro días los depósitos que tienen las reservas de agua bajo mínimos. Y los más afectados son los que necesitan agua para sus empresas. Como Lina, ganadera. Sus vacas también sufren las restricciones.

Este año sólo ha llovido 150 días en A Costa da Morte; el año pasado, sesenta días más. En la ciudad más grande de Galicia, Vigo, sus embalses están bajo mínimos. A la espera de lluvia, este es ya el año más seco de la historia de Galicia.