Finalmente no ha podido ser. UPyD se ha quedado fuera del Congreso de los Diputados tras dos legislaturas con representación parlamentaria y, aunque asume el fracaso en las elecciones generales, se resiste a desaparecer del mapa político y continuará adelante sin la intención de alterar su esencia. 

Quieren seguir defendiendo a los españoles, porque para eso nacieron, ha resaltado su cabeza de lista, Andrés Herzog, y ahora lo harán en la calle, esa cuyo apoyo dicen haber recibido durante la campaña electoral. 

No les falta experiencia para ello, porque en sus ocho años de existencia ya han hecho oposición fuera de las instituciones, incluso "más y mejor" que partidos que estaban dentro de ellas, según defiende su líder. Y es que en la formación magenta están convencidos de que no sólo siguen siendo necesarios en España, sino imprescindibles, sobre todo tras la foto que han arrojado las urnas con un bipartidismo "mucho más débil, pero que resiste", en el que "al final, siguen mandando los nacionalistas". 

Casi hasta el último minuto, los dirigentes de UPyD esperaban romper pronósticos y sondeos y alcanzar el mínimo del 3 por ciento necesario para obtener un escaño. Un resultado con el que se hubieran sentido más que satisfechos, después de un año para olvidar en el que han tenido que afrontar la huida masiva de dirigentes y militantes, una gran pérdida de recursos económicos y una escasa presencia mediática.