Algunos empresarios, como Villar Mir, ven a las nuevas formaciones como archienemigos. Manuela Carmena pide tranquilidad. Dice que en su Madrid sin corrupción les irá mejor a los inversores: "A la inversión le gusta la limpieza. Nuestra forma de gobernar va a ayudar a que Madrid mejore en todo".

Proyectos como la Operación Chamartín, la Canalejas o la del Calderón no se paralizarán de golpe, pero sí podrán reorientarse: "Queremos verlo todo, no sólo las clásicas que están relacionadas con grandes operaciones de viviendas".

Todavía no es alcaldesa, pero ya trabaja contra los desahucios: "Nos hemos puesto a dar paso en las oficinas para evitar que cuando los jueces den la orden de lanzamiento se tengan que quedar en la calle".

No hablan de paralizar, sino de dos alternativas: "Seguir en su vivienda, para lo que habrá contacto con los bancos, o buscar una alternativa habitacional que pueda dar el Ayuntamiento". Fuentes de su equipo reconocen que será difícil podar el gasto en altos cargos, porque muchos están blindados.

Carmena, por su parte, se ríe de los que dicen que convertirá en granja el Club de Campo, y también de los bandazos de Aguirre: "Me permito calificarlo como una pataleta de niña caprichosa, porque no sé si tiene mucho sentido". La candidata de Ahora Madrid cree que alguien cercano debería decirle a Aguirre que no ha estado a la altura.