Forman el mayor contingente electoral, el de los que no saben qué hacer con su voto. Son los indecisos y a ellos dirigen los partidos sus baterías propagandísticas, pero según los expertos, hay dos que se pueden manejar mejor en este caladero.

Dicen los que saben que un indeciso, sólo ante la urna en el colegio electoral, se decanta por la estabilidad antes que por el cabreo. Y que los que van a votar a los nuevos, lo cantan a los cuatro vientos.

Para los sociólogos no hay duda, la masa indecisa tiene todas las papeletas para votar a lo que ha votado siempre. Y si la corrupción influye poco, menos lo hará el tira y afloja andaluz.