Las anotaciones en la Moleskine del número dos de Oriol Junqueras se han colado en plena campaña electoral. "Estamos acostumbrados a que filtren cosas parciales, interesadas, a veces no sabemos qué autor las ha hecho", ha señalado en una entrevista Carles Puigdemont, president cesado de la Generalitat. Notas sobre la hoja de ruta del independentismo entre las que, por ejemplo, destaca una conversación entre el propio Junqueras y Marta Rovira.

Habrían asegurado que un "referéndum no pactado" no tendría sentido. "La Moleskine de Jové va a sacar petróleo, parece. Parece el bolso de Mary Poppins", ha criticado Juan Carlos Girauta, portavoz de C's en el Congreso. Otra de las anotaciones refleja cómo Artur Mas temía la fuga de empresas y bancos de Cataluña. Sin embargo, ante las cámaras, su opinión era otra bien diferente. "No se marchará ningun. Os pensáis que se marcharán de aquí. Claro que no se marcharán", aseguraba Mas en septiembre 2015.

Precisamente, la noticia del embargo de su casa y las de otros exconsellers se ha colado también entre los titulares de esta campaña. "Yo no tengo el dinero suficiente para responder delante de cinco millones de euros como se piden", señalaba en julio de este año el expresident de la Generalitat. Lo depositado hasta ahora no era suficiente. Por eso, con este embargo, el Tribunal de Cuentas completa la fianza pendiente.

"Traslada la sensación de venganza, de castigar, de humillar a los representantes de Cataluña que participamos en el 9N [...]", ha afirmado en Al Rojo Vivo el portavoz del PDeCAT en el Congreso, Carles Campuzano. Uno de los candidatos continúa en prisión; otro, huido de la justicia en Bruselas, y ahora el Supremo estudia si imputar a la número 2 de ERC, Marta Rovira, y a la portavoz de la CUP, Anna Gabriel. Ambas, integrantes del Comité Estratégico para llevar a cabo el procés. El juez ha solicitado a la Guardia Civil un informe que detalle cuál era su posición en ese proceso.

Y, en medio de todo esto, las 44 obras del museo de Lleida han vuelto al Monasterio de Villanueva de Sijena, en Huesca. Aunque para muchos nada tiene que ver con el momento político, les ha servido, sin embargo, para lanzarse dardos envenenados a tan solo unos días de las elecciones.