Cuando la Justicia española está hasta arriba y justo cinco días después de estallar el último caso de corrupción -la Operación Púnica- el Gobierno anuncia nuevas plazas de juez. "Estas plazas van a mejorar el funcionamiento y la respuesta de la Justicia", ha afirmado la vicepresidenta.

Para las agrupaciones del sector, estas plazas no van a descongestionar nada. Denuncian que, a pesar de lo que se vende, sólo se va a dar destino fijo a cientos de jueces y magistrados que trabajan desde hace meses en plazas temporales. "No sirve de nada porque mañana va  a haber los mismos jueces que existían hoy. No es una solución real en absoluto a los problemas de la corrupción", afirma Joaquim Bosch, portavoz de ‘Jueces para la Democracia’.

La judicatura exige más medios y más personal, sobre todo en órganos como la Audiencia Nacional o los Tribunales Superiores de Justicia, cargados con más de 1.500 casos de corrupción política. Marcelino Sexmero, portavoz de la ‘Asociación de Jueces Francisco de Vitoria’ señala que "son procedimientos muy complejos de investigar y hacen que el propio juez tengan que desatender a otros procedimientos para atender estos, lo que produce lógicamente una saturación".

Precisamente aquí entra una de las novedades del Gobierno: dos plazas nuevas de magistrado para la sala de lo penal de la Audiencia Nacional. Sin embargo, las asociaciones de jueces leen entrelíneas: "Creo que no había voluntad política de ayudar a la Audiencia Nacional porque en el fondo no estaban tan atosigados y con el agua al cuello como están ahora el partido del Gobierno y el resto de partidos", asegura Marcelino.

A pesar de las complicaciones, ponen en valor su trabajo diario por encima incluso de cualquier presión. Joaquim señala que "la prueba más clara es que se está investigando a políticos de gran relevancia”. “La Justicia no mira hacia otro lado como sí está haciendo el Gobierno", añade. Además, añaden que para una verdadera lucha contra la corrupción, hace falta algo más que "anuncios vacíos de nuevas plazas" que son, textualmente, “pura falacia".