La detención en 1992 de Pakito, jefe de ETA, fue uno de los grandes golpes policiales contra la banda terrorista. La lucha antiterrorista era complicada y habría que esperar hasta 1999 para presenciar otra gran detención de la cúpula, en esta ocasión de Kantauri y otros 5 etarras.

Pero a finales de los 90, los arrestos se fueron acelerando entre esta detención la de Thierry y la de Txeroki, dos miembros destacados de ETA que fueron detenidos en unos meses.

Otro momento clave para entender el final de ETA es la ilegalización de Batasuna, que secó una importante fuente de financiación de la banda terrorista. El que era ministro de Justicia, José MAría Michavila, anunciaba que ETA no iba a financiarse más "con nuestros impuestos".

Pero sin duda los expertos apuntan otra clave imprescindible, el apoyo de una parte de la sociedad vacía hacia ETA. Era una época en la que el miedo hacía que fueran pocos los que plantaran cara a ETA en la calle, y muchas veces eran increpados.

Todo empezó a cambiar con el secuestro de Miguel Ángel Blanco, con el que se percibió una cosa que no se había percibido hasta entonces, "unanimidad", según explica Luis Eguiluz, exconcejal del PP en Ermua.

La ciudadanía se lanzó a la calle y se atrevió a encararse a los partidarios de la banda. Movilización ciudadana, corte de financiación y estrategia policial que han derrotado a ETA.