El movimiento del 15M, que cumple seis años, ha dejado un legado ya palpable de nuevas plataformas ciudadanas, expresiones y partidos políticos, y una sociedad mucho más crítica con las instituciones y las empresas que antes, según varios expertos.

El director del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), Jordi Mir, ha declarado que "la crisis de representatividad" que se expresó en el 15M requiere "la aparición de nuevos proyectos políticos", aunque en el momento de las manifestaciones, en mayo de 2011, "la mayoría no pensaba en dar el paso electoral".

Mir ha asegurado que el movimiento de los indignados también ha tenido repercusiones en el proceso soberanista en Cataluña porque "tiene un componente que cuestiona todo aquello que teníamos hasta ahora, y repiensa y construye una sociedad para superar las malas prácticas que hemos conocido".

"¿Todo el independentismo es así? No, hay una parte que no, pero estoy convencido de que hay gente que ve la oportunidad del estado independiente de una manera similar al 15M", ha defendido el académico.

Mir ha afirmado que "el gran cambio se vio en las elecciones municipales" de mayo del 2015, pronto hará dos años, que dieron nuevos liderazgos como el de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, porque la recogida de las inquietudes de las movilizaciones sociales en candidaturas "fue un proceso muy lento".

La activista y fundadora del colectivo '15MpaRato', Simona Levy, que ha dirigido la acusación ciudadana contra Rodrigo Rato por el caso de las preferentes y las Tarjetas 'Black', ha afirmado de forma contundente que "el 15M es todo menos Podemos", y ha denunciado que "el relato se está tergiversando" cuando se identifica ese movimiento únicamente con dicho partido.

"El 15M es una manera de actuar, y para nosotros continúa: es buscar más transparencia, pedir respeto para la ciudadanía, unir fuerzas", ha señalado Levy, que asegura que "el núcleo duro de Podemos no estaba" cuando empezaron las movilizaciones.

Para Carlos Macías, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), una de las entidades que salió más reforzada del 15M, el movimiento de los indignados "fue un catalizador" porque "vinculó a mucha gente que participaba en proyectos que ya existían", y ha celebrado que, cuando se acabaron las manifestaciones, los proyectos se "descentralizaran a los barrios", donde a día de hoy aún "se multiplican".

Los tres, que vivieron las movilizaciones de cerca, han coincidido en que las consecuencias del 15M no son sólo electorales, sino que el movimiento también ha tenido un impacto en la cultura política de la ciudadanía.

"La mentalidad de la gente ha cambiado: ya no confiamos tanto en las instituciones, sino que sabemos que son una herramienta que hace falta vigilar", ha subrayado Levy. Mir también observa "una sociedad más politizada y más implicada y atenta, que está menos dispuesta a dejar pasar determinadas realidades que no quiere aceptar".

Sin embargo, Macías ha alertado de que "existe el riesgo de que la gente deje de pensar que es necesario estar en las calles" al existir partidos políticos que beben del 15M, unos partidos que recogen en sus candidaturas a personas que antes estaban en movimientos sociales.