Noa González cursa un ciclo superior de Imagen y Sonido en A Coruña, es huérfana de padre y con dos hermanos pequeños; en su caso los 1.700 euros concedidos no son una ayuda, sino un salvavidas y los malabares en su casa, como en la de muchos estudiantes donde las becas no llegan, se acaban. "Tengo dos hermanos y uso el dinero de la pensión de mi padre", explica.

Lo mismo le ocurre a Aitor, su compañero de piso; él espera 3.000 euros y si lo hubiera recibido antes, se habría ahorrado muchas penurias.

El ministro de Educación afirmó hace dos semanas que las becas se pagarían en los próximos días, pero muchos siguen sin noticias. El resultado son padres que se endeudan y estudiantes que venden sus cosas por internet, lo cuenta uno de los chicos que ha abanderado la lucha de los estudiantes a través de las redes.

Desde el Ministerio afirman que no hay retraso y que los plazos son los de siempre, además aseguran que si algunos pagos tardan en llegar es porque las universidades se demoran en enviarles los datos, un argumento que no convencen a quienes creen que el sistema tiene que cambiar.

Para sindicatos y estudiantes, cuanto más tardan las becas, más presión sufren los estudiantes con menos recursos, que deberían estar pendientes como los demás de sus materias y no de la cuenta corriente.