El juicio caso Gürtel ha cumplido ya 100 jornadas de vista oral en las que han declarado unos 300 testigos y 37 acusados, son algunas de las cifras de una macrocausa en las que ha habido más que palabras.

Lágrimas como las de Esperanza Aguirre, que se jactó de marcar el origen de todo o confesiones, como las de su cabecilla, Francisco Correa: "Existen muchos como yo, a mi me cogieron y estoy sentado aquí en el banquillo".

Reconoció que cobraba mordidas y que su relación con el PP sí fue estrecha: "Me pasaba el día en Génova, estaba más tiempo en Génova que en mi propio despacho, era mi casa, vamos".

Hasta allí dijo haber llevado maletines cargados de dinero: "No sólo llevaba el dinero a Génova, sino a su casa también". Se refería a la de Bárcenas, a quien el juicio le ha dado para hablar hasta de limones.

En la misma sala, Álvaro Pérez, 'El Bigotes', presumió de trabajo esencial: "Se habló de que Aznar se había hecho un lifting, pero no era así, sino que le iluminábamos de otra manera".

En estos nueve meses de instrucción, Hay quien ha preferido ser más escueto, desentenderse, como Ana Mato, o quienes negaron la mayor. Arenas, vicesecretario de política autonómica y local del PP, dijo que "jamás" había recibido un euro ajeno a su retribución y que "nadie" se lo había propuesto.

Frases célebres de un juicio cuya sentencia, tras siete años y cinco jueces diferentes, no parece que vaya todavía a ver la luz.