La Policía británica se enfrenta al misterio sobre a quién escribió el terrorista y qué le dijo justo antes de cometer el atentado en Londres. Dos minutos antes de llevar a cabo su ataque, el terrorista se comunicó con alguien a través de Whatsapp, pero el encriptado del servicio de mensajería impide que los investigadores obtengan la valiosa información que sacarían de ahí.

"El acceso a la información la tiene la propia fuente, en este caso Facebook, propietario de Whatsapp. Su negocio son los datos y es sagrado para ellos no compartirlos", explica Borja González Mendoza, cofundador de Séntisis.

La ministra de Interior británica ha arremetido contra las empresas de tecnología que posibilitan que los terroristas oculten información: "Tenemos que asegurarnos de que organizaciones como Whatsapp y otras muchas como ella no proporcionen un lugar secreto a los terroristas para comunicarse entre ellos".

Un portavoz de Whatsapp ha asegurado que piensan cooperar con las autoridades. Poco a poco la prensa británica va revelando detalles de la vida de Khalid Masood y cómo, tras convertirse al islam, llevó a su hija mayor por el mismo camino. Su otra hija, más pequeña, siguió viviendo con su madre, manteniendo su estilo de vida occidental.

En 2010, Masood fue investigado por sus vínculos con cuatro extremistas que planeaban atentar contra una instalación militar con un coche bomba. No le incriminaron y finalmente le perdieron la pista.