"Me llamo Giorgia y estoy viva", así fueron las últimas palabras de una joven que ha sobrevivido a la avalancha sobre el hotel Rigopiano. Esta universitaria ha contado cómo fueron las dramáticas 58 horas que pasó encerrada y temiendo por su vida.

En declaraciones al diario italiano 'Il Corriere della Sera', Giorgia explica que en el momento del impacto cayó desmayada, y salvó su vida gracias al sofá en el que estaba sentada junto a su novio, que les protegió. Al despertar, lo único que vio fue nieve, ventanas rotas y una oscuridad que algunos huéspedes intentaban evitar con las linternas de sus móviles.

Aunque pasó más de 48 horas sin tomar ningún alimento, afirma que no tuvo hambre en todo ese tiempo debido a la adrenalina. "La única cosa que comimos era el hielo que teníamos alrededor", explica la joven.

Bajo la nieve, todo estaba muy oscuro y "la estructura crujía", cuenta Giorgia, que añade el efecto vacío que se creó y que provocaba que lo único que se escuchara fuera el eco de sus voces provocando que se sintieran "como en una caja".

Sin embargo, el final fue feliz para ella cuando pudo pronunciar "lo más bonito" que ha dicho en su vida: "Me llamo Giorgia y estoy viva".