Todo ocurre en un hotel de lujo muy cerca de Bamako, la capital de Malí. Turistas y personal desplazado de Naciones Unidas y cuerpos militares disfrutan de una tarde tranquila cuando, según varios testigos, un hombre en bicicleta entra armado en el complejo. Poco después llega otro coche con, al menos, tres personas más Y se escucha el grito de allahu akbar dirigiéndose hacia la piscina que está llena.

Allí un oficial español es el primero en percatarse del ataque inminente y da la voz de alarma. Militares y civiles, entre ellos un menor de edad y un bebe, consiguen escapar hacia una colina cercana para ponerse a salvo. Con una pistola de otro militar el oficial español cubre su huida y pide refuerzos.

Son segundos lo que tarda en precipitarse el ataque, al final hay seis personas muertas pero, ahora sabemos que, el salto podría haber sido mucho más letal. La intervención del militar español, permitió reventar el componente sorpresa del ataque y salvar decenas de vidas.

Tres de los terroristas fueron abatidos por la policía tras horas de encierro y 36 personas fueron evacuadas. Varios enviados a hospitales cercanos con rasguños y heridas. Las autoridades malienses ya habían avisado de posibles objetivos turísticos. En el interior del hotel los terroristas se dejaron varias ametralladoras y cócteles explosivos.