En una comparecencia en
el Despacho Oval, Trump aseguró que la construcción de esos dos proyectos,
planeados hace años pero paralizados por el Gobierno del demócrata Barack
Obama, estará sujeta a "términos y condiciones" que su Gabinete va a
"negociar" con las empresas encargadas de construirlos.
"Esto va a generar
muchos trabajos en el sector de la construcción", garantizó el nuevo
presidente estadounidense. El oleoducto Keystone SL, de la canadiense
TransCanada, fue vetado por Obama en 2015 y tenía como objetivo transportar
unos 830.000 barriles diarios de petróleo crudo sintético y bituminoso diluido
desde la provincia canadiense de Alberta a distintos lugares de EEUU, incluidas
refinerías de Texas en el Golfo de México.
Por su parte, el Dakota
Access, un proyecto de 3.800 millones de dólares, llevaría medio millón de
barriles de petróleo desde los yacimientos bituminosos de Dakota del Norte a
una infraestructura ya existente en Illinois.
Ambos proyectos
afrontaron mucha resistencia de grupos ecologistas debido al poder contaminante
del petróleo procedente de las arenas bituminosas, cuya producción emite un 17
% más de gases de efecto invernadero que la extracción convencional de crudo.
El segundo de ellos, además, había generado una fuerte protesta de la tribu
indígena Standing Rock, para la que el oleoducto Dakota Access echará a perder
tierras que consideran sagradas y contaminará las aguas del río Misuri, de las
que depende su modo de vida.
Trump firmó además otra
orden ejecutiva que establece que la tubería necesaria para construir esos
oleoductos "debe estar fabricada en Estados Unidos, porque ahora muchas de
las tuberías se fabrican en otros países". "Vamos a construir
nuestras propias tuberías, como solíamos hacer en otros tiempos",
sentenció el nuevo presidente. La empresa responsable del proyecto Keystone XL,
la canadiense Transcanada, ha expresado su interés en retomar la construcción
del proyecto.