El presidente de EEUU, Donald Trump, ha elegido al juez conservador Neil Gorsuch, conocido por su estricta interpretación de la Constitución, para ocupar un cargo vitalicio en el Tribunal Supremo, lo que inclina hacia la derecha la composición de la máxima instancia judicial del país.

Gorsuch, de 49 años, es un juez de impecable currículum y notable prestigio en los círculos judiciales de la derecha cristiana, que necesitará el visto bueno del Senado si quiere convertirse en el noveno integrante del Tribunal Supremo y otorgar de nuevo una mayoría conservadora a la corte.

"El juez Gorsuch tiene extraordinarios conocimientos legales, una mente brillante y una tremenda disciplina", aseguró Trump al hacer su anuncio desde la Casa Blanca. De ser confirmado en el Senado, donde deberá convencer a al menos ocho demócratas para superar una primera votación en el pleno, Gorsuch ocupará la vacante que dejó en el Supremo el juez Antonin Scalia, que falleció en febrero de 2016 y dejó la corte dividida entre cuatro jueces conservadores y cuatro progresistas.

"La imagen y el genio (de Scalia) estuvieron en mi mente durante todo el proceso de toma de decisión", afirmó Trump. Igual que Scalia, Gorsuch es un firme defensor del "originalismo", una doctrina judicial según la cual la Constitución de EEUU debe interpretarse como lo harían sus autores del siglo XVIII y no conforme a los cambios de la sociedad actual.

"Aquí de pie, en esta casa llena de historia, y consciente de todas mis imperfecciones, prometo que si me confirman haré todo lo que está en mi poder para ser un fiel servidor de la Constitución y de las leyes de este gran país", dijo Gorsuch durante su acto de nombramiento en la Casa Blanca.

Aunque se le considera más conservador que tres de los jueces de inclinación derechista en el Supremo -Anthony Kennedy, John Roberts y Samuel Alito-, Gorsuch es más moderado que el cuarto de esa bancada, Clarence Thomas, según expertos en la corte.

Como juez de la Corte de Apelaciones del Décimo Circuito, Gorsuch se ha opuesto firmemente a la eutanasia y el suicidio asistido y ha defendido tanto la pena de muerte como la libertad religiosa de los individuos por encima de las regulaciones del Gobierno. Gorsuch nunca ha emitido una sentencia sobre el aborto, pero sí ha asegurado que no hay ninguna "base constitucional" que respalde la idea de que debe darse prioridad a la libertad de elección de la madre por encima de la vida del bebé.