Michael Flynn, el exasesor de la campaña electoral en 2016 de Trump cerca aún más al presidente estadounidense en el caso 'Rusiagate'. Solo cuatro días antes de la toma de posesión de Trump, Flynn se lo negó al FBI, la injerencia rusa no existió declaró entonces.

Pero con la amenaza de cárcel pesando cada vez más sobre su cabeza, Flynn asegura ahora que mintió deliberadamente cuando fue interrogado, y que desde el entorno de los republicanos le pidieron que estableciese esos "contactos directos con Rusia", sería parte de una estrategia colectiva y no habría sido por iniciativa propia.

Todas las miradas apuntan ahora al yernísimo de Trump, Jared Kushner, habría sido él que le pidió que contactará con funcionarios rusos.

No pasaron por alto las sonrisas, palmaditas y el colegueo en la primera toma de contacto entre Trump y Putin. Para el entorno de Trump estas acusaciones y su vinculación con Rusia siempre ha sido un juego sucio de la oposición.

El mismo Donald Trump llegó a tachar una y mil veces de informaciones falsas las filtraciones sobre la posible injerencia de Rusia en las elecciones que le convirtieron en presidente. Ahora el Senado podría volver a sentar a Kushner para pedirle explicaciones.

Michael Flynn se ha declarado culpable y ha empezado a colaborar con el fiscal especial de la investigación rusa, lo que podría desembocar en más imputaciones.