Las imágenes de uno de los actos de la cumbre de la OTAN muestran al presidente de la Comisión Europea tambaleándose y apoyándose en el presidente de Holanda y el de Ucrania para no caer. Una estampa que ha desatado las dudas sobre si se encontraba en estado de embriaguez.

A pesar de las imágenes, el presidente holandés, Mark Rutte, ha negado las acusaciones ante la prensa alegando que "solo sufre problemas de espalda", algo que también ha señalado el primer ministro portugués, alegando que sufre ciática.

Ya en 2014, cuando fue propuesto para para liderar la Comisión Europea, el diario 'The Telegraph' apuntó que "los hábitos en la bebida de Juncker" estaban "siendo discutidos por los altos líderes europeos, quienes en privado tienen preocupaciones sobre su estilo de vida". Es más, apuntaban, citando una fuente diplomática, que "toma coñac en el desayuno".

El que fuera su sucesor al frente de las reuniones de los ministros de Finanzas de la eurozona, Jeroen Dijsselbloem, también le acusó de tener problemas con el alcohol en 2014. A pesar de todas las acusaciones, Juncker siempre ha negado supuestos problemas con el alcohol: "No tengo ningún problema con el alcohol".

En 2015, el presidente de la CE, ya mostró una actitud sospechosa repartiendo efusivos besos y tortazos a líderes europeos e incluso llamó a Viktor Orban dictador: "¡Mi dictador favorito!"