La gente con mala salud ha conseguido llegar a un hospital y allí esperaran horas, días si hace falta, para ser atendidos. El trayecto no ha sido fácil, el país está en guerra y para la mujeres eso sólo significa una cosa. "Son víctimas de abuso, tortura, para llegar a un punto de distribución de comida, a veces, tienen que pagar con su cuerpo" afirma Bárbara Mirau, Responsable de Acción Humanitaria OXFAM.

No dudan en hacer el camino, saben que solo allí sus hijos tendrán una posibilidad, las fuerzas flaquean y sus pequeños cuerpos están a punto de vencer.

En Sudán del Sur ya está muriendo gente de hambre y ahora es el momento. "Tenemos una pequeña ventana de oportunidad hasta abril porque ahora mismo estamos en la temporada seca, es decir, el acceso a determinadas zonas de momento es más fácil", asegura Mirau.

Los últimos tres años de guerra han complicado aún más la situación. La ayuda es escasa y cuando llega no hay seguridad para acceder a ella. En la última oleada de violencia, varios cooperantes fueron violados por militares en su propio refugio.

"Es un campo de batalla para garantizar acceso seguro, sin acceso seguro no pueden ayudar", lamenta Alspeth Chapman, Responsable Humanitaria Plan Internacional.

El país más joven del mundo vaga sin ley con una población que agoniza de hambre y muere sola, aterrorizada por el miedo.