Los agentes patrullan en los trenes de Mánchester sin descanso, vigilan las calles y custodian el centro comercial donde Salman Abedi compró la mochila donde se cree que ocultaba la bomba.

Todas las precauciones son pocas, porque la policía piensa que con el material encontrado en casa del terrorista, podría haber fabricado dos bombas y no una. Según las investigaciones, podría habérsela hecho llegar a alguien antes de provocar la matanza y por ello en uno de los registros efectuados se pudo ver preparado un robot de desactivación de explosivos.

Por todo ello, los hospitales del Reino Unido están prevenidos. El Gobierno asegura que no hay una amenaza específica contra un evento concreto, pero el nivel de alerta antiterrorista al máximo conlleva estas precauciones.

Además, se siguen produciendo nuevos arrestos y registros. Ocho hombres permanecen bajo custodia policial en Reino Unido, mientras que en Libia siguen detenidos el padre y un hermano del terrorista, que ha declarado que Salman aprendió por Internet a fabricar explosivos.

Su hermana ha dicho que todo lo ha hecho por venganza, por la muerte de niños sirios en los bombardeos occidentales, mientras que medios británicos aseguran que Abedi llamó a su madre horas antes del atentado y le pidió perdón.

Además, las autoridades ya han dado a conocer las identidades de todas los fallecidos en esta barbarie.