A pesar de que ha tenido que huir de Chechenia, la periodista de investigación Elena Milashina está dispuesta a volver tantas veces como sea necesario para seguir denunciando lo que califica de "genocidio" contra el colectivo LGTBI en la región.

A través del diario ruso 'Nóvaya Gazeta', Milashina alertó de que Chechenia había puesto en marcha campos de concentración para homosexuales para realizar "operaciones de limpieza preventiva". En su reportaje contaba con testimonios de personas que habían pasado por las instalaciones del horror y también con imágenes de la ubicación exacta en la que se encontrarían.

Ahora, esta periodista de investigación ha concedido una entrevista para el medio 'Dazed' en la que explica las consecuencias que ha tenido para ella informar de las torturas y la brutalidad hacia el colectivo LGTBI. "La situación está lejos de ser resuelta; las detenciones, las torturas y los asesinatos continúan. Sólo hemos logrado poner esta realidad bajo los focos, no detenerla", asegura.

Milashina relata que aquellos que consiguen sobrevivir a las torturas y logran ser libres tienen miedo de hablar y destaca que se desconoce cuántas víctimas ha habido: "Todavía no sabemos la magnitud real, pero gracias a los testimonios de los supervivientes sobre los campos, los compañeros y las torturas se llega a la conclusiónde que la cifra es muy alta".

El principal culpable de esta persecución sería Ramzán Kadyrov, jefe de la república de Chechenia, militar, hombre de confianza de Putin e investigado por vulnerar los derechos humanos. Kadyrov dice que no hay campos de concentración de homosexuales porque asegura que no hay gays en Chechenia. Sin embargo, el relato de Elena Milashina y varios testimonios desmienten sus palabras.