En 2015, el presidente de la CE, ya mostró una actitud sospechosa durante un recibimiento de líderes europeos repartiendo efusivos besos y tortazos. Juncker se animó tanto que incluso agarró la corbata de algunos de ellos e incluso llamó a Viktor Orban dictador: "¡Hola, dictador!".

Echando la vista a atrás, ya en 2014, cuando fue propuesto para para liderar la Comisión Europea, el diario 'The Telegraph' apuntó que "los hábitos en la bebida de Juncker" estaban "siendo discutidos por los altos líderes europeos, quienes en privado tienen preocupaciones sobre su estilo de vida". Es más, apuntaban, citando una fuente diplomática, que "toma coñac en el desayuno".

El que fuera su sucesor al frente de las reuniones de los ministros de Finanzas de la eurozona, Jeroen Dijsselbloem, también le acusó de tener problemas con el alcohol en 2014. A pesar de todas las acusaciones, Juncker siempre ha negado supuestos problemas con el alcohol: "No tengo ningún problema con el alcohol".