Cambiaron la historia de Cuba y han dirigido el país durante 60 años. Ahora, por primera vez, los líderes de la Revolución cubana pasan el relevo a una nueva generación.

Cuba ya no tiene un Castro al frente, pero estarán en la retaguardia. Raúl tutelará a su delfín los próximos tres años desde la secretaría general del Partido Comunista. Díaz-Canel tendrá que impulsar con las reformas económicas iniciadas por Raúl que ahora están estancadas y sin renunciar al sistema socialista.

"La palabra transición está totalmente desterrada. Sí habrá cambios en la forma de aplicar las reformas pero no serán cambios más pragmáticos", destaca Anna Ayuso, analista del Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (Cidob).

Y para él será más difícil. Porque la ayuda económica de Venezuela es cada vez menor. Trump ha dado carpetazo a la apertura iniciada por Obama. Y además Díaz-Canel no cuenta con el aval moral de ser un líder revolucionario.

Tampoco tiene una relación estrecha con el ejército porque él no es militar. Todo eso complica la búsqueda de un equilibrio ya de por sí difícil entre lo que pide la población el inmovilismo de la élite.

Los cambios más profundos, a los jóvenes. "En esta generación joven está un poco la clave. Esa generación que viene no se está adhiriendo al partido. Los cuadros están envejecidos y ese es el cambio a medio plazo", añade Ayuso.

El opositor más poderoso al castrismo está resultando ser el paso del tiempo.