La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se ha presentado como un partido "maduro", desde su nueva posición de tercera fuerza parlamentaria, con un congreso federal diseñado para exhibir fortaleza, pero salpicado por el caos interno y las protestas en la calle.

"Hemos madurado, hemos aprendido y vamos a seguir avanzando, aún más, en contraste con el flagrante fracaso de la aún canciller Angela Merkel", ha afirmado el presidente de la AfD, Jörg Meuthen, ratificado en su puesto con el respaldo del 72 % de los 600 delegados del congreso federal, celebrado en Hannover (centro del país).

El caos y las intrigas más o menos perceptibles ocuparon la atención dentro del Centro de Congresos, mientras que en la calle se sucedieron las protestas contra la formación, la primera de ese espectro que accedió al Bundestag desde los años 50, al obtener un 12,6 % en las generales.

Horas antes del inicio de las sesiones, un fuerte contingente policial había cortado al tráfico y acordonado las inmediaciones del recinto.

Las fuerzas de seguridad hicieron uso de cañones de agua para dispersar a grupos de jóvenes que pretendían bloquear sus accesos, mientras que en distintos puntos de la ciudad se registraron enfrentamientos entre los antidisturbios y grupos de manifestantes.

Al menos dos agentes resultaron heridos, aunque no de gravedad, y un manifestante sufrió lesiones. Entre 6.000 y 7.000 manifestantes, según cifras policiales, desfilaron por el centro de la ciudad en una marcha autorizada, custodiada por un fuerte operativo policial para evitar que grupos aislados trataran de llegar al lugar del congreso.

La AfD, fundada en 2013 como partido euroescéptico, viró su discurso hacia la xenofobia en medio de la crisis migratoria de 2015 y la llegada de refugiados a Alemania -el país ha acogido desde entonces 1,3 millones de peticionarios de asilo-.

Empezó así a ganar electorado y tiene ya escaños en 14 de los 16 Länder del país, además de los 92 que obtuvo en el Bundestag.