Unos 40 disparos han convertido una noche de fiesta en una pesadilla, según cuentan quienes dan gracias por haberse ido del Club Pulse de Orlando justo antes de que todo empezara. A eso de las dos de la mañana hora local un hombre ha irrumpido en la discoteca armado y ha abierto fuego. Sorprende, porque los habituales cuentan que es un club con bastante seguridad.

Algunos incluso creyeron que era una 'performance': "Nos dimos cuenta de que no porque eran demasiados disparos y luego todo fue un caos, una avalancha" explica Christopher Hansen, uno de los testigos. "Todo el mundo se echó al suelo y cuando nos levantamos para irnos, más disparos... Salimos del club a gatas, arrastrándonos" dice otro.

El propio personal avisó por redes sociales a los clientes de que "salieran y no pararan de correr". Hay muchos heridos, los medios locales hablan de decenas, aunque no hay noticias de muertos. Luego, el tirador se habría atrincherado con rehenes. Hay gente que ha estado tuiteando encerrada, y herida, desde los baños.

Los artificieros han efectuado una explosión controlada en los alrededores del club. La policía ha desplazado a un negociador, pero al final ha acabado abatiendo al tirador, al que una televisión habría identificado como Omar Mateen. Nada se sabe de los motivos que le han llevado a provocar el pánico entre la comunidad gay, predominantemente latinos, que celebraban su sábado noche.