Wayne Nickerson, un pescador de Massachusetts, no salía de su asombro cuando vio que su red había capturado una langosta azul que destacaba sobre el color marrón verdoso de las demás. Por ello, decidió llevar a este raro ejemplar al acuario de Nueva Inslaterra, en Boston, para que se exhibiese.

Nickerson llamó al crustáceo Bleu. Pero, lo sorprendente, es que años atrás ya había capturado otra langosta del mismo color, algo que no es usual, según el Instituto de la Langosta de la Universidad de Maine. El centro estima que este ejemplar aparece una vez cada dos millones.

El Instituto también ha explicado al canal estadounidense 'Fox News', que el color azul se debe a un defecto genético, que provoca un exceso de proteínas que da esa tonalidad zafiro a la langosta.

También han confirmado que esta anomalía genética puede provocar que las langostas adquieran un color amarillo, e incluso violeta. Pero además de la llamativa tonalidad, estos crustáceos adquieren cierto brillo en su cuerpo que hace que el color sea casi "fosforescente".

En este caso, el último ejemplar capturado es uno de los más raros que se han visto, pues pesa más de un kilo. Sin embargo, los expertos afirman que este color no le beneficia nada, pues perjudica su capacidad para camuflarse de sus depredadores.