El Papa ha admitido que existe "corrupción" dentro del Vaticano, pero ha asegurado sentirse "en paz" al contestar a preguntas de algunas congregaciones de religiosos que serán completamente divulgadas en el próximo número de la revista 'Civiltà Católica'. "Todos las querían. Hay corrupción en el Vaticano. Pero yo vivo en paz", ha explicado preguntado sobre la necesidad de la reformas dentro de la Santa Sede, algo que según ha asegurado se puso de manifiesto en las congregaciones generales previas al cónclave que lo erigió como Pontífice.

Asimismo, ha destacado que en las estructuras de la iglesia se puede encontrar "una atmósfera mundana y principesca". Por ello, ha exhortado a los religiosos a "contribuir a destruir este ambiente nefasto".

Así, ha explicado que "no hay necesidad de convertirse en cardenales para creerse príncipes". "Basta ser clericales. Esto es lo peor en la organización de la iglesia", ha asegurado. El Papa ha arremetido contra los "muchos Poncios Pilatos" que -según ha asegurado "hay en la iglesia" y que se distinguen por lavarse "las manos para estar tranquilos". Por ello, ha manifestado que un "superior que se lava las manos no es padre y no ayuda" aunque ha reconocido que para vivir en paz se necesita un poco de "pasotismo".

En parte de los coloquios del pasado 25 de noviembre, que han sido publicados con anticipación por el periódico italiano 'Corriere della Sera', Francisco ha aceptado el uso del cilicio -faja de cerdas de hierro con puntas que se ciñe al cuerpo para causar dolor- aunque ha dicho que no debe utilizarse para demostrar fortaleza o bondad.

"Cuando entré en el noviciado de los jesuitas, me dieron el cilicio. Esta bien el cilicio, pero atención: no tiene que ayudarme a demostrar que soy bueno y fuerte. La verdadera ascesis tiene que hacerme más libre", ha explicado en este sentido.

El Papa también ha hablado sobre los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica y ha asegurado que la pederastia "es una enfermedad". Para prevenirla ha pedido a las instituciones religiosas que pongan especial atención "al recibir a candidatos a la formación religiosa sin verificar su adecuada madurez afectiva".

"Por ejemplo, nunca recibir en la vida religiosa o en una diócesis candidatos que han sido rechazados en otra sin pedir información detallada sobre por qué fueron alejados", ha señalado.

De este modo, ha explicado que "al parecer dos de cada cuatro abusadores han sufrido abusos", algo que ha calificado como "devastador". Además, ha hecho presente la presencia del diablo en estos casos.