Niños aupados en las calles, banderas hermanadas por una vez y hasta una orquesta en Ramala para celebrar que Palestina tendrá un pequeño claro en mitad de su tormenta. Su discutido líder, Mahmud Abbas, ha vuelto a Nueva York para defender una tierra a la que ahora llamarán estado.

No será un miembro más de Naciones Unidas como pedía el año pasado el dirigente; pero al menos, ha conseguido el compromiso de más de 150 países de votar a su favor, entre ellos, España. Por su parte, Alemana se abstendrá esta vez en la votación. Palestina fracasó en su intento del año tras el veto de EEUU.

A partir de ahora, si a Israel vuelve a derramar su fósforo blanco sobre Gaza, Palestina podrá ir y denunciarlo ante la Corte Penal Internacional.

No obstante, no servirá de mucho. Israel ya ha manifestado que la decisión tendrá consecuencias y que nada cambiará en la práctica. Los colonos seguirán mordisqueando con sus adosados burgueses una Palestina cada vez más menguada y pobre. Pero nadie podrá quitarles ya la capacidad de gritar como un estado a los oídos de la Comunidad internacional.

Además, el presidente palestino, Mahmud Abás, ha afirmado ante la Asamblea General de la ONU que Palestina "cree en la paz" y la comunidad internacional se encuentra ante "la última oportunidad" para la solución de los dos estados. "Palestina acude ante la Asamblea General porque cree en la paz y porque su pueblo, como se ha probado en los últimos días, la necesita desesperadamente", ha segurado Abás en su discurso para pedir el voto favorable a la resolución que propone reconocer a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como estado observador de la ONU.