Con sus instrumentos de cuerda y sus libros a cuestas, un músico e ingeniero, huyó de la guerra de Alepo. Recayó en Suecia para reunirse con su hermana, pero lo deportaron a España. Está a la espera de asilo.

Casi ocho años confiando en que aprueben su solicitud lleva, José María, nombre ficticio. Se marchó de Guinea perseguido, tras cumplir condena por mostrarse contrario a la dictadura: "Madrid decidirá, si no decide Madrid yo no puedo hacer nada".

El mismo miedo a dar la cara tienen esta madre y su hija que dejaron Suramérica asediadas por las maras. Su delito fue hacer campaña para que las mujeres lleguen a la alcaldía. Vive con el miedo de que las detengan y las manden a su país: "Sabes que te pueden mandar a tu país y al llegar te van a matar".

Como ellos, hay cerca de 16.500 refugiados en España a la espera de asilo. 15.000 lo pidieron el año pasado, récord histórico. Solo hubo 1.000 resoluciones positivas.

Desde la puerta del Congreso, las ONGs exigen al gobierno que se cumplan los compromisos de reubicación y asentamiento y que se acaben las devoluciones en caliente. Siria, Ucrania, Palestina, Argelia y Venezuela son los países que más asilo piden a España y Alemania y Estados Unidos, los que más peticiones, como las suyas, reciben.