Trayvon Martin, tras salir de una tienda hace cuatro años, se dirigía a su casa. De camino pasó por un barrio que vigilaba George Zimmerman, voluntario de una patrulla vecinal. El aspecto de joven le pareció sospechoso y acabó enfrentándose a él. Según su versión, Trayvon, que iba desarmado, le agredió y él respondió disparándole.

Zimmerman acabó siendo absuelto por un tribunal y ahora subasta en internet el arma homicida. Salió a la venta por 4.500 euros y la puja ya casi alcanza los 60 millones.

El caso de Trayvon Martin tuvo una repercusión nacional por su trasfondo racial. El colectivo afroamericano denunciaba que el joven resultó sospechoso sólo por ser negro y llevar puesta la capucha de su sudadera.

Un congresista llegó a ponérsela en pleno debate en la Cámara. El propio Obama se pronunció sobre el caso: "Podría haber sido yo hace 35 años".

Zimmerman aprovecha esa repercusión para vender una pistola de la que se enorgullece. Dice que se trata de un "icono" y de "un pedazo de la historia de Estados Unidos". Asegura que dedicará parte del beneficio a combatir la campaña contra las armas de Hillary Clinton.

La subasta ha generado gran polémica en EEUU, pero a Zimmerman no le importa. Argumenta que la pistola es suya y que puede hacer con ella lo que le venga en gana.