Jaque mate a Donald Trump: un juez federal, puesto ahí por el propio George Bush hijo, ha decidido lanzar un pulso al presidente de los Estados Unidos. Bloquea temporalmente la orden ejecutiva en la que Trump vetaba la entrada a ciudadanos de siete países, todos de mayoría musulmana.

Una medida que no ha sentado nada bien a la Casa Blanca, ha tardado más de cuatro horas en responder, dicen que recurrirán. Trump ha sido si cabe más conciso y directo, como siempre a través de las redes: "Tenemos que mantener a al diablo alejado de nuestro país".

Ya en su discurso semanal, decía esto mirando directamente a los ojos de su pueblo americano: "Mis responsabilidad es mantener al pueblo estadounidense seguro y libre, por eso la semana pasada firme una orden ejecutiva para mantener a los terroristas fuera del país".

El fiscal general de Washington, Bob Ferguson, no ha podido ocultar su satisfacción: "No es la voz más alta la que prevalece en un tribunal, es la constitución". A partir de ahora hay dos opciones: esperar la decisión definitiva del juez o el recurso del Gobierno estadounidense ante un tribunal superior que diera al traste con esta medida.

En cualquier caso y de momento los visados de estos siete países vuelven a ser válidos. Las protestas, en la calle no cesan y mientas Trump parece que disfruta a golpe de orden ejecutiva, a cual más polémica. Con su última firma tumba las regulaciones de Obama para evitar una nueva crisis financiera como la de 2008.